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Reducir el tamaño de una foto puede venir bien en muchas ocasiones, sobre todo en aquellas en las que queremos compartir una imagen pero el archivo original pesa demasiado. Al mismo tiempo, es importante saber cómo hacerlo sin que se resienta su calidad, y es por eso que debes conocer qué formatos es mejor utilizar.
¿Qué debes saber sobre la compresión de imágenes?
Si alguna vez has querido guardar, compartir o imprimir una imagen de alta resolución, habrás podido intuir por qué comprimir una imagen es tan importante. Asimismo, seguramente entenderás que también es necesario saber cómo hacerlo para evitar que pierda calidad (o la más mínima posible)
Los procesos de compresión de imágenes funcionan de dos formas distintas. Por un lado, puede conseguirse esa compresión con pérdida (lossy compression), con la que algunos datos de la imagen en cuestión sí que se pierden por el camino. Por lo contrario, la compresión sin pérdida (lossless compression) consigue transmitir la imagen conservando la misma información que en el archivo original.
Cada uno de estos procesos tiene, lógicamente, sus pros y sus contras. Si lo que buscas es reducir el tamaño del archivo sin importarte la calidad resultante, entonces deberás apostar por un formato que las comprima al máximo. En cambio, si quieres un menor tamaño del fichero (aunque considerablemente más pesado) pero sin renunciar a la calidad, busca un formato sin pérdida.
La compresión de imágenes es un proceso clave, por ejemplo, en el contenido online. Para que una página web cargue rápido, es importante que las fotografías no sean muy pesadas. Al mismo tiempo, no deberías renunciar a que esas imágenes sean de calidad, pues querrás que llamen la atención de los que visiten tu web.
En el apartado anterior, hemos mencionado la importancia de elegir bien el formato de archivo en el que guardas tus fotografías. Este será esencial para que el fichero no ocupe mucho espacio (al fin y al cabo, queremos comprimirlo para reducir su tamaño), pero también para evitar que se pierda mucho la calidad de la imagen.
JPG
JPG, o JPEG, es como se conoce el formato Joint Photographic Experts Group, nombre también del comité responsable de su creación. Desde que fuera introducido en el año 1992, es uno de los métodos de compresión con pérdida más comunes y el estándar más usado para imágenes digitales. De hecho, se considera que, en un solo día, se llegan a crear miles de millones de imágenes JPEG.
El formato JPG es también el ideal para compartir fotos online. Eso se debe, en primer lugar, a su amplia compatibilidad. La mayoría de aplicaciones y dispositivos admiten imágenes JPG y eso hace que sea muy fácil de usar y puedas utilizar cualquier ordenador, móvil o tablet para subirlas a tu página web o red social.
La compresión que utilizan los archivos JPG permite precisamente que las imágenes se carguen muy rápidamente. Aunque se pierde algo de calidad, esta pérdida es tan mínima que apenas se aprecia. En cambio, podrás cargar, descargar y enviar imágenes de gran tamaño por correo electrónico sin usar mucho ancho de banda.
En programas como Adobe Lightroom, puedes especificar el nivel de calidad, aunque eso aumentará o disminuirá el tamaño del archivo. No deberás preocuparte, en cambio, del color, pues el JPG retiene la información en RGB (rojo, verde y azul).
Las siglas TIFF corresponden a Tagged Image File Format, un formato de archivo que almacena imágenes en mapa de bits con compresión lossless. Eso significa que utiliza un algoritmo de compresión sin pérdida de datos, por lo que retiene toda la información de la imagen original y no se produce ningún tipo de distorsión.
Esta característica hace que el formato TIFF no sea el más indicado para compartir imágenes online, pero en cambio sí que lo convierte en el ideal para aquellas fotografías que quieras imprimir en casa o en una copistería (en cuyo caso te recomendamos que preguntes primero qué formato de archivo prefieren).
Si bien es cierto que muchos creen que el formato TIFF no comprime las imágenes, y eso tiene que ser desmentido, al tratarse de una compresión sin pérdida, no puede esperarse una compresión impresionante. Por lo tanto, los archivos TIFF serán siempre más pesados que los JPG y eso significa que suelen ser demasiado grandes para enviarlos por correo electrónico o mensaje de texto.
Otro formato muy conocido es el PNG, o Portable Network Graphics, también con compresión de datos sin pérdida muy recomendable para mostrar imágenes en la web. Es, de hecho, muy utilizada para logos y edición de imágenes, ya que el formato PNG produce imágenes de 24 bits (a todo color) y transparencia de fondo tanto en RGB como en escala de grises.
Pese a todas estas ventajas, los archivos PNG presentan algunos inconvenientes que hace que se prefiera el uso del formato JPG. Por ejemplo, el formato PNG no suele ser compatible en algunos navegadores web antiguos y además suele producir también archivos más grandes y pesados.
PSD
Otro formato que debes conocer es PSD, el formato con el que se guardan los archivos de Photoshop (o Photoshop Document). En este caso, desaconsejamos su uso para la subida de imágenes en las redes sociales y páginas web, pues no son compatibles con otras aplicaciones que no sean las de Adobe, los sitios web o las plataformas en línea.
Lo debes ver como el archivo que te permitirá editar la fotografía en Photoshop o en cualquier otro programa de la suite Creative Cloud. Es posible que puedas utilizarlo también para imprimir, siempre y cuando tu copistería de confianza tenga la misma versión del programa que tú. No obstante, esto puede ocasionar algunos problemas si no tienen acceso a las imágenes y otros elementos importados en el documento.
Cómo redimensionar una imagen para compartirla online
Las cámaras fotográficas modernas capturan tanta información que eso resulta en unos archivos con un tamaño enorme (siempre y cuando no hayas cambiado la configuración de tu dispositivo, claro).
Todos estos detalles son necesarios si quieres imprimir las imágenes, pues con la pérdida de estos datos también se pierde la calidad de impresión. En cambio, no resultan tan importantes si lo único que quieres es compartir las fotografías online.
Decíamos antes que las imágenes de alta resolución tardan mucho tiempo en cargarse en las páginas web, tanto a la hora de subirlas a plataformas como WordPress o Squarespace, como cuando visitamos la página en sí.
Es cierto que redes sociales como Facebook o Instagram realizan su propia compresión de fotos, una compresión bastante básica, que agiliza ese tiempo de carga, pero al mismo tiempo eso disminuye la calidad de tus imágenes.
Es por eso que te recomendamos que seas tú mismo quien redimensione tus fotografías antes de compartirlas online y así tener absoluto control del resultado final. En este caso, te explicamos cómo hacerlo usando Adobe Lightroom.
Cómo redimensionar una imagen para imprimir
A lo largo de este artículo, habrás visto que hemos mencionado varias veces que debe utilizarse un formato diferente para comprimir imágenes que vayan a compartirse online respecto al formato utilizado en fotos que vayas a imprimir. En efecto, las imágenes para imprimir deben guardarse en formato TIFF.
Este formato te permitirá comprimir una foto de alta resolución para que no que ocupe un espacio desorbitado, pero al mismo tiempo evitará que se pierda cualquier tipo de información. Todos los datos almacenados en la imagen serán esenciales para que el resultado de la impresión sea óptimo y fiel a la realidad.
Pese a que debes utilizar un formato diferente para fotos que vayan a ir online y fotos que vayan a imprimirse, el proceso que debes hacer tú en Adobe Lightroom es muy parecido. Estos son los pasos que debes seguir para los mejores resultados.
Todo lo que encontrarás aquí son, obviamente, solo nuestras recomendaciones tras años de experiencia en el mundo de la fotografía. No obstante, lo mejor para saber qué funciona para ti en cuanto a la compresión de imágenes, ya sea con el fin de compartir online o imprimir, es que pases tú mismo por un proceso de ensayo y error.
Con la experiencia, sabrás qué formato funciona mejor en la plataforma concreta en la que quieres subir esas imágenes, o el formato que mejores resultados te ofrece según el tamaño en el que quieras imprimir tus fotografías
De nuevo, te animamos a que experimentes con Adobe Lightroom. También puedes utilizar Adobe Photoshop, pero el primero te permitirá guardar la configuración más fácilmente y editar fotografías en bucle para ahorrar tiempo.
En este sentido, necesitarás saber cómo guardar ajustes preestablecidos de exportación en Adobe Lightroom:
La próxima vez que quieras utilizar estos ajustes preestablecidos, deberás ir a Archivo > Exportar con ajuste preestablecido. Desde allí, ya podrás navegar por las carpetas hasta encontrar el que te interese y hacer clic en el botón Exportar. Puedes hacerlo con varias fotografías a la vez.
También es interesante saber que, por defecto, Lightroom te permite exportar una imagen con los ajustes que hayas utilizado por última vez, sea eso hace un minuto o dos años. En este caso, querrás ir a Archivo > Exportar con anterior.
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