Encuentra el punto focal
En función de las plantas que vayas a fotografiar, puede resultar difícil saber qué te interesa enfocar. Elige un aspecto concreto de la planta que quieras destacar o busca formas de dar vida vegetal a otras composiciones fotográficas.
Piensa con antelación en el color
A primera vista, puede que las plantas sin flores no parezcan tan coloridas e interesantes como las que sí las tienen, pero todo depende de la estrategia que sigas. Si deseas plasmar tonos intensos de verde esmeralda, piensa en cómo puedes conseguir que esos colores sobresalgan en tu composición. Si, por otro lado, deseas plasmar el verdor apagado de la vida vegetal del desierto, enfatiza los tonos polvorientos y sin saturación.
Busca los detalles
Céntrate en los detalles inusuales e interesante de las plantas que vas a fotografiar y enmarca la instantánea en consecuencia. Por ejemplo, si quieres plasmar la silueta de un cactus, saca la foto desde una cierta distancia. Si, en cambio, vas a fotografiar una higuera, plantéate sacar una macrofoto en primer plano.
Resalta los patrones y las texturas
En ocasiones, la parte más cautivadora de la planta no es la forma, sino la superficie de las hojas, los tallos o la corteza. Por ejemplo, busca los patrones de varias capas en espiral en la corteza de eucalipto o las franjas únicas de una lengua de suegra, y resáltalas.
Adopta el primer plano con los brazos abiertos
Con la apertura de la cámara bien abierta y una reducida profundidad de campo, plasmarás la planta con un nítido enfoque en contraste con el fondo desenfocado. No tengas miedo de jugar con esto ni de sacar macrofotos en primer plano, con las que podrás transformar tu sujeto de ser una imagen cotidiana de una planta a una intrigante fotografía abstracta.